Entrevista a Fernando M. González
Aunque la Iglesia Católica condena a las sociedades secretas, las tolera en contextos de adversidad como un mal menor en tanto las controle, y entonces las llama sociedades reservadas, de acuerdo con Fernando M. González (FMG), doctor en Sociología de las Instituciones por la Universidad de Paris y titular en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien realiza un estudio de larga data sobre este tipo de sociedades en México. Una de ellas, los Tecos, se distanció de la jerarquía católica en 1958 y se enemistó a muerte del Yunque en 1965. Sin embargo, una vez que las condiciones del país han cambiado, pueden hallarse evidencias de una reconciliación entre estos actores y otros que se muestran por igual intolerantes en el campo de la biopolítica.
HV: ¿Por qué la Iglesia prohíja sociedades secretas en México?
FMG: Se dan en un contexto o ambiente creado por las Leyes de Reforma del siglo XIX, al separar a la Iglesia del Estado, por lo cual los católicos no podían manifestar abiertamente sus convicciones políticas. A partir de ese momento se crea una especie de cultura embozada y clandestina porque el clero tenía que pasar sus bienes a prestanombres para conservarlos. Y así se crean como una estrategia ante actos de persecución que se recrudece con la Constitución de 1917, que ya no hablaba de separación sino que dejaba en la inexistencia jurídica a las iglesias.
HV: ¿Hay alguna instrucción o lineamiento del Vaticano para fundar y dirigir estas sociedades, o la conferencia episcopal y las diócesis tienen autonomía para ello?
FMG: Hay cierta discrecionalidad. Este es el caso en los años treinta, que habiendo perdido la Cristiada, y cuando se da en México la educación sexual y la supuesta educación socialista, se funda en 1935, bajo la bandera de la libertad de cátedra, la primera universidad privada de la República, la Universidad de Occidente, que luego en 1937 se habrá de llamar Universidad Autónoma de Guadalajara. Ahí, tres jesuitas jaliscienses y varios ex alumnos de ellos crearon también la sociedad secreta de los Tecos. Cuando el arzobispo José Gabiri Rivera se enteró de su existencia, la dejó correr por la sencilla razón de que en su contexto la consideraba un mal menor que servía como valladar frente a los comunistas, para jugar así con tres cartas: la Acción Católica que viene de Roma, la Unión Nacional de Estudiantes Católicos que es abierta y se dirige a la política, y las sociedades reservadas.
HV: ¿Qué diferencias hay entre los Tecos y otros grupos abiertos o secretos?
FMG: Una ideológica muy fuerte, que es el antijudaísmo católico. En 1965 se da una ruptura entre Tecos y Yunque, dos sociedades secretas que son primas hermanas. Esto me lo contó Manuel Díaz Cid, fundador del Frente Universitario Anticomunista en Puebla y miembro del Yunque, que Anacleto González Flores Guerrero (que había entrado a la sociedad secreta de los Tecos en 1940-41), hijo de Anacleto González Flores, lo había invitado a él a su casa en México junto con Ramón Plata Moreno, creador del Yunque, para reunirse con Antonio Leaño Álvarez del Castillo, último teco fundador, quien murió el 4 de julio de este año, rector vitalicio de la Autónoma. Ahí, Leaño les dijo: “señores: hemos considerado que Paulo VI es un judío askenazi infiltrado en la cabeza de la Iglesia, la gran conspiración judeomasónica se ha instalado en la cabeza de la Iglesia. Por lo tanto, les pedimos que nos apoyen para declarar sede vacante”. Según lo cual el papa no era papa.
HV: Y al arzobispo de Guadalajara, por supuesto, tampoco lo reconocían
FMG: Tampoco. El pleito con él había empezado en 1958. Por lo tanto pasaron de un anticlericalismo regional a un anticlericalismo mundial. Es una diferencia sustancial. La respuesta de los yunques, de Ramón Plata y Manuel Díaz Cid, fue que el Evangelio dice: “yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”, así que no aceptaron la petición. Y cuenta Díaz Cid que Antonio Leaño les dijo: “a partir de este momento seremos sus peores enemigos”.
HV: ¿Este rompimiento fue exclusivamente por motivos teológicos o había también otros de tipo político o económico?
FMG: No sé. Lo que puedo decir es que los yunques en los años sesenta se empezaron a meter en los organismos empresariales, Coparmex, Concanaco, etcétera. Y los Tecos fueron por primera vez a un mitin del PRI en 1962. Esto me lo contó el que fue gobernador de Jalisco y secretario de Agricultura, Joaquín Preciado.
HV: ¿El acercamiento es puramente pragmático? ¿Por qué no con el PAN?
FMG: Es pragmático, fundamentalmente. Con el PAN no, porque hay una historia en Jalisco. Efraín González Luna, que fue de los fundadores de la Autónoma, en cuanto se dio cuenta de la sociedad secreta, se abrió y empezó a cuestionarla desde 1936. Entonces será visto por los Tecos como la bestia negra hasta su muerte en 1965. Él fue candidato por el PAN, partido visto por los Tecos como la abominación, cuando menos hasta los años ochenta.
HV: Tengo entendido que el Yunque tuvo el objetivo de conquistar posiciones concretas de poder, de gobierno, ¿los Tecos también?
FMG: Sí. En la medida en que tienen una universidad. Tienen su influencia ideológica sin duda en los estados del Norte. Y en Guadalajara, definitivamente. Porque ahora que volvieron al redil hacia mediados de los noventa, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez escribe todos los lunes en su periódico Ocho Columnas y los ha apañado totalmente. Ha olvidado la historia de los Tecos.
HV: ¿Hay una reconciliación?
FMG: Total. No sólo eso, sino que el Cardenal les llevó uno de los huesos de Anacleto González Flores. Hicieron la Plaza Anacleto con el nombre de este mártir dentro de la rectoría de la Autónoma, el Centro de Estudios Cristeros, etcétera. Hay una reconciliación, porque tanto los Tecos como el gobernador Emilio González Márquez, que viene del Yunque, y el Cardenal Sandoval tienen la misma estrategia con los cristeros beatificados y toda esta cultura católica de la persecución.
HV: ¿Pero si González Márquez viene del Yunque, no hay motivo de conflicto con los Tecos?
FMG: No hay una pugna hasta donde se sabe. Yo entrevisté a un ex yunque, panista, me dijo que en la tercera ceremonia de juramento en que lo nombraron jefe nacional estuvieron como padrinos Emilio González Márquez y Herbert Taylor. Pero, bueno, González Márquez es gobernador de Jalisco —ahí los que son más fuertes son los Tecos— y estuvo en la misa y el velorio de Antonio Leaño. El Cardenal le dijo la misa y lo alabó como un gran hombre. A Sandoval le han publicado cuatro libros compilando sus columnas. Esto te da una idea de que González Márquez tiene que negociar con los Tecos irremediablemente. La misa estuvo bastante deslucida, pero ahí estuvo el gobernador.
HV: ¿Cómo es que en determinado momento el cardenal Sandoval se acerca o lo buscan, si persiste todavía el desconocimiento al papa?
FMG: No sé. El hecho es que se van acercando. Posiblemente Juan Pablo II los empezó a inspirar por sus posiciones tan conservadoras y porque se dedicó a golpear a los de la teología de la liberación, que eran sus enemigos.
HV: ¿Es posible que haya alguna negociación entre ellos?
FMG: El problema de una sociedad secreta, cuando has sido educado en las catacumbas, sintiendo que te quieren acabar, la estrategia es de infiltración, porque no se puede ocupar puestos de poder directamente, sino estar siempre camuflado y tratando de que otros hablen por ti. Pero cuando el PAN llega al poder, entonces los Tecos tienen que cambiar de estrategia. Si eran priistas tienen que decir: ahora el que tiene el poder es el PAN, ya no podemos seguir como sociedad secreta.
HV: Ya no hay persecución
FMG: Ya no. ¿Qué se hace cuando no hay persecución? Hay un desplazamiento hacia toda la gran zona de lo que llamaríamos la biopolítica: aborto, homosexualidad, píldora del día siguiente, temas de moral pública, que es un amplio territorio que cada vez crece más.
HV: Y es algo que les da unidad
FMG: Claro, porque son huérfanos del anticomunismo y el antisemitismo. ¿Y adónde se van? ¿Cuál es el nuevo cemento? La moral pública. Creo que hay una transformación, que tienen que jugar más abiertamente porque hay otros actores que van así por la misma línea: el gobernador, el cardenal, los grupos empresariales, etcétera. En la zona de la moral pública, de la biopolítica, las cúpulas son intercambiables. Ahí están tecos, yunques, ex yunques, priistas y panistas. Si pierde el PAN y gana el PRI, por lo pronto la zona de la biopolítica es panista, no hay ningún problema.
HV: ¿Qué se cree sobre las sociedades secretas católicas que sea falso?
FMG: Que son homogéneas, que infiltran como un solo hombre y que donde infiltran imponen su ley. No es cierto. Tú infiltras, pero las instituciones resisten, te golpean. Y es más, ahora, si José Luis Luege, el presidente de la Comisión Nacional del Agua, es del Yunque o lo fue, él ya no va a tener tiempo para conspirar en las noches con su célula secreta. Él tiene que responder por qué se desbordó tal río, por qué se rompió tal cañería que está inundando la ciudad. Es decir, cuando de estar en la clandestinidad llegas a puestos de poder, te fregaste, porque entonces tu lógica cambia irremediablemente.
HV: ¿Tendrán contados sus días este tipo de sociedades, una vez que las causas que las propiciaron no son vigentes?
FMG: No sé. Depende. Un lugar en el que sí podrían prosperar sería en el Distrito Federal, porque si algo distingue al PRD en la capital —aunque en la parte económica y política puede ser intercambiable con el PAN y con el PRI— está en la biopolítica. El Gobierno del DF sí ha marcado una clarísima diferencia. En esa zona este tipo de grupúsculos violentos, secretos, conspirativos, puede prosperar. Por lo pronto la cosa está tranquila en cuanto a violencia, pero no desde la parte ideológica, en la que se está jugando a tambor batiente.