Populismo, premodernidad y posdemocracia
A diferencia de la mayoría de los libros sobre política que se encuentran en el mercado, En el nombre del pueblo se trata de una obra que no busca el fácil éxito comercial a partir de una coyuntura, ni obediencia a una consigna partidista como las que suelen darse cuando hay una elección presidencial, sino que se dedica a explicar con solidez académica eso de lo que se ha hablado tanto para referirse a lo que supuestamente ha representado Andrés Manuel López Obrador: el populismo.
Definido el populismo por Cansino y Covarrubias, politólogos del Centro de Estudios de Política Comparada A. C. (Cepcom), a partir de sus atributos semánticos, se puede hablar de éste cuando se coloca al pueblo por encima de la institucionalidad existente “gracias a una simbiosis artificial con su líder”, quien personaliza de tal modo la política como si sólo por su propia voz pudieran hablar las masas.
Dividido en cuatro partes, la primera se concentra en la definición del concepto de populismo y su análisis tipológico; la segunda, estudia la transición de México hacia la democracia; la tercera, los populismos en México —que van de Cárdenas a Fox y López Obrador, pasando por Echeverría, López Portillo y Salinas de Gortari—; y, por último, el estudio de sus retóricas, referentes al nacionalismo y la democracia.
“Fox y López Obrador: dos populismos en conflicto” es quizá el capítulo más ilustrativo para comprender que el populismo no es una retórica, una ideología o una forma de gobierno propia de una izquierda retrógrada o premoderna. Hay populismos de izquierda y de derecha que resultan de distintos contextos políticos, y que difieren en cuanto a se estrategia discursiva, la estructuración de sus políticas públicas, la relación con la sociedad, la centralidad de su líder, sus fuentes de legitimidad y su composición entre lo civil y lo militar.
De modo que los populismos predemodernos se caracterizan por darse en contextos predemocráticos o autoritarios; sus políticas públicas parten de una idea asistencialista o paternalista y una organización corporativa de la sociedad y excesiva personalización de la política que llega al culto del líder carismático o tradicional, por lo que es frecuente que haya un fuerte componente militar en su estructuración.
En cambio, los populismos posdemocráticos son resultado de una sensación de malestar con la democracia, de una amplia decepción en tanto han quedado pendientes por resolverse o de reacción a su complejidad, de tal modo que resurgen tentaciones populistas si bien se conservan los procesos electorales y las instituciones.
Fox y López obrador surgen por igual de un proceso de incipiente democratización, que proviene de “una apertura controlada” y no “de una transición pactada”, de modo que están presentes en el escenario político nacional tanto rasgos de premodernidad como de posdemocracia que se manifiestan en una crisis de la institucionalidad tradicional. Su recomposición será seguramente el principal desafío del próximo presidente, según nos deja ver este libro, que concluye como una radiografía del sistema político mexicano.
FOTO: Archivo ELUNIVERSAL